Obtener el permiso de residencia en España no implica necesariamente que se deba tributar de inmediato como residente fiscal en España. Es fundamental comprender que las leyes de inmigración y las leyes tributarias pueden tener requisitos y criterios diferentes. En este artículo, exploraremos las implicaciones fiscales para los extranjeros que obtienen residencia en España y aquellos que están considerando hacerlo.
Se entiende que una persona física tiene su residencia habitual en España cuando se dé cualquiera de las siguientes circunstancias:
1) Permanencia Física:
Uno de los principales criterios para establecer la residencia fiscal en España es residir en territorio español por más de 183 días durante el año natural (de enero a diciembre). Es importante tener en cuenta que para determinar este período de permanencia se computan las ausencias esporádicas, salvo que se acredite la residencia fiscal en otro país.
Esto significa que los viajes cortos o de vacaciones no pueden utilizarse para excluir la residencia fiscal, ya que el criterio utilizado aquí tiene en cuenta la residencia habitual del contribuyente.
2) Intereses Económicos:
Otro factor importante para determinar la residencia fiscal es establecer en España el centro de los intereses económicos. Esto implica una conexión significativa con la economía española, como la posesión de negocios, inversiones o la generación principal de ingresos en España.
Por ejemplo, una persona que trabaje para una empresa española y necesite constantemente hacer pequeños viajes de trabajo fuera del país, lo que le hace pasar menos de 183 días en territorio español durante el año natural. En este caso, aunque no cumpla con la regla de los 183 días, seguiría teniendo a España como su residencia fiscal, por tener al país como el centro de sus actividades económicas.
3) Relaciones Familiares:
La presencia de cónyuge no separado legalmente o hijos menores que residan en España también puede presumir la residencia fiscal del contribuyente. Sin embargo, esta presunción puede ser rebatida con prueba en contrario, lo que significa que se pueden presentar evidencias para demostrar que la residencia fiscal se encuentra en otro lugar.
Consecuencias de la adquisición de la residencia fiscal:
La adquisición de la residencia fiscal en España implica la obligación de tributar en el país sobre la totalidad de los bienes e ingresos, incluidos aquellos ubicados fuera de España. Además, una persona física será residente o no residente durante todo el año natural, ya que el cambio de residencia no supone la interrupción del período impositivo.